(Información actualizada el día 2 de febrero de 2020. Responsabilidad científica: Instituto Extremeño de Canto y Dirección Coral)

Juan Vázquez, clérigo

Nació en Badajoz hacia 1505 y murió el [2] de febrero de 1563


Oficios principales:

  • Capellán cantor, sochantre, clérigo de la veintena, maestro de capilla y sacerdote.

La música que hoy conocemos se registró en las siguientes ediciones:

  • Villancicos y canciones. Osuna, Juan de León, 1551
  • Agenda defunctorum. Sevilla, Martín de Montesdoca, 1556
  • Recopilación de sonetos y villancicos. Sevilla, Juan Gutiérrez, 1560

También se recogen obras de Vázquez en:

  • Silva de sirenas de Enríquez de Valderrábano. Valladolid, Francisco Fernández de Córdoba, 1547
  • Libro de música de vihuela de Diego Pisador. Salamanca, 1552
  • Orphénica lyra de Miguel de Fuenllana. Sevilla, Martín de Montesdoca, 1554

Conclusiones biográficas extractadas de las investigaciones de Alonso Gómez Gallego, recogidas en: Revista de Musicología. Vol. XL, n.º 2 de 2017. Sociedad Española de Musicología, Madrid.

  • Juan Vázquez, clérigo cantor, capellán, sochantre y maestro de capilla, nació en Badajoz hacia 1505 y vivió a caballo entre su ciudad natal y Sevilla, lugar este último donde murió el 2 de febrero de 1563. Tras recibir una formación inicial, posiblemente en Badajoz a principio de la década de los veinte, su primer oficio documentado fue el de capellán y cantor de la capellanía de Fernando Bejarano en la catedral hispalense en 1524. Vivía en la calle de Placentines y cobraba una cantidad de 6000 maravedíes anuales. Estos honorarios corresponderían a una dedicación temporal, localizada principalmente en los meses de invierno. En la capital andaluza conocería durante esos años la música de maestros sevillanos como Juan de Triana, Francisco de la Torre, Alonso Pérez de Alba, Francisco de Peñalosa, Pedro de Escobar, Pedro Fernández de Castilleja, entre otros, de quienes recibiría influencias que más tarde se verán reflejadas en su obra.
  • En 1530 aparecen en la Catedral de Badajoz noticias sobre un «Juan Vázquez, cantor», cuya presencia en la catedral se constata hasta 1531. En esta fecha, la ciudad declara el estado de pestilencia y el músico vuelve a Sevilla. Tres años después, en 1534, regresa a su Badajoz natal donde más tarde se le encomienda el oficio de sochantre. Allí permanecería hasta finales de 1537 o principios de 1538. En 1539, reaparece en la capital hispalense como clérigo de la veintena y mayordomo de la misma. Este oficio debió reportarle nuevas ganancias y la posibilidad de vivir en unas nuevas casas, en la colación de La Magdalena, por las que pagaba una cantidad notablemente superior. En 1545 regresa otra vez a Badajoz para gobernar el facistol extremeño; ejerció el oficio de maestro de capilla desde entonces hasta San Juan de 1547, y desde finales de 1548 a finales de 1549.
  • De nuevo en Sevilla, a partir de 1551 comienza a publicar sus tres impresos conocidos: Villancicos y canciones (Osuna, Juan de León, 1551), Agenda defunctorum (Sevilla, Martín de Montesdoca, 1556) y Recopilación de sonetos y villancicos (Sevilla, Juan Gutiérrez, 1560). Pero otros músicos del momento, sobre todo vihuelistas, tomaron sus villancicos para incluirlos en las antologías, alguno, incluso antes de que él pudiera imprimirlo (¿Mudarra, 1546?, Valderrábano en 1547, Pisador en 1552 y Fuenllana en 1554). En esta década de los cincuenta, de prosperidad artística para el músico, lo vemos asistiendo como clérigo beneficiado de la veintena y sirviendo, además, a nobles señores. A saber: Antonio de Zúñiga, Juan Bravo y Gonzalo de Moscoso. A través de las dedicatorias de las tres ediciones monográficas (1551, 1556 y 1560) se reconoce como servidor de dichos nobles, respectivamente, pero solo en la segunda, en la religiosa, Vázquez se identifica biográficamente con claridad y asumiendo el oficio de sacerdote de su señor.
  • La crisis económica que azotó Sevilla durante la década de los cincuenta, agravada por la persecución inquisitorial y el control editorial que ejercía el arzobispo e inquisidor, Fernando Valdés, pudo condicionar la difusión de sus libros (tanto los dos profanos como el religioso). No obstante, en el caso de Agenda defunctorum, habrá que mirar además al momento en el que se completó el trabajo, en pleno cénit del Concilio de Trento y poco antes de que se ordenara en la ciudad hispalense la adopción del Nuevo Rezado. Esta edición, impresa o manuscrita, junto a otras, podrían haber llegado hasta el Nuevo Mundo de la mano del impresor Martín de Montesdoca.
  • Por la dedicatoria de la última edición sabemos que la relación de Juan Vázquez con Cristóbal de Morales y Francisco Guerrero fue cercana. Respecto al primero, Cristóbal de Morales, existen ahora nuevos indicios para sostener que sus primeros años de actividad musical debieron transcurrir de forma paralela en tiempo, lugar y oficio a los primeros años sevillanos de Vázquez. Del segundo, Francisco Guerrero, sabemos también que, además de coincidir con nuestro protagonista en tiempo y lugar, de una u otra forma, su participación fue activa y determinante en los tres trabajos que han llegado hasta nosotros.
  • Es posible que durante los últimos años, inmerso en una popularidad creciente, las envidias pusieran en entredicho la autoría de alguna de las obras de Vázquez. Ello explicaría la petición de auxilio y defensa de su obra ante los «mordaces que se burlan de ella» (dedicatoria de Agenda defunctorum), las loas que recibe su persona y labor en la edición de 1560, donde además se le reconoce como «autor de muchos libros», o el creciente celo observado, también en Recopilación de sonetos, en la atribución de autoría de todos los títulos y en cada página de cada cuadernillo.
  • La muerte de Juan Vázquez, clérigo, acaeció poco después de comenzar el mes de febrero de 1563 en Sevilla. Fue albacea de su testamento el sochantre de la catedral, Diego Bejarano. Antes de finalizar dicho mes su lápida fue definitivamente solada en el monasterio de la Sed [sic], en la capital hispalense.

 Alonso Gómez Gallego